dilluns, 23 de setembre del 2013

Capítulo XI: Empieza el cambio, toca empezar a luchar

Para mi estar en el instituto ya empezó a ser muy incomodo, bastante incomodo. Tenía la sensación de que todo el rato nos vigilaban (sensación cierta), y no me sentía para nada a gusto. Estábamos en el patio, y un profesor delante paseando, vigilando. ¿Hace falta? No, creo que no.
Llegó Diciembre, exactamente el día 21 de Diciembre.  El supuesto fin del mundo, y en verdad, aunque no teníamos la menor idea, eso iba a suceder en cierta manera.
Era hora de recoger las notas, habíamos quedado para comer un grupo de gente al acabar la entrega y luego yo me iba a quedar con ella por ahí, dando una vuelta, o pasando el rato.
Llego la hora de que entrara ella, la verdad es que yo estaba bastante inquieta ya que no sabía que podría ocurrir allí dentro.  ¿El tutor diría algo? ¿Qué pasara si se enteran? No podía dejar de pensarlo.
Yo ya no estaba en la escuela,  me fui a buscar a una amiga mía al instituto, lo cual significa que no sabía absolutamente nada de ella.
Estaba demasiado nerviosa, no sabía si vendría a comer, no sabía que iba a ocurrir.
Hasta que de pronto me entero de que ella si que vendría, me alivió bastante el saberlo.
Cuando llegó ella en el autobús y se bajó, me dijo:
He de contarte algo.
Yo ya me temía lo que había sucedido, así que me “preparé” para escucharla.
Mi tutor lo ha dicho, siguió.
Estábamos en la entrega, y ha dicho:
¿Cuenta lo que haces con Rebeka en los pasillos,no?
Y yo he contestado, pues que besarte. -Acabó.
Puedo recordar como por dentro pensé, la hemos cagado, sinceramente.
Pero eso no era lo peor, tuvo que decirlo. Tubo que decir que yo era y soy su pareja, y bueno…
La verdad es que no quiero imaginarme la situación, no quiero imaginarme los pensamientos que rondarían por ahí en esos momentos, y tampoco quiero imaginarme las caras al decirlo.
Me contó que en teoría no la iban a dejar venir a comer, porque sabían que iba yo, pero consiguió venir. 
Pasamos el mediodía juntas, y parte de la tarde también.
Fue un día genial, la verdad. Recuerdo que ella tenía el móvil en silencio, y cuando fue a mirar la hora, vio que tenía unas 6 llamadas perdidas, y tuve que salir corriendo para evitar que me viera con ella.
Ese día empezó ya el tema de ir corriendo por los sitios, para evitar que me vieran con ella, etc. Faltaba poco para que todo eso que creíamos que nos iba genial, que era precioso y perfecto, se acabará.
Empezaba la hora de luchar por lo nuestro, y no darnos por vencidas en ningún momento.
Iba a ser duro, muy muy muy duro. Pero me quiere, la quiero, nos queremos, queremos estar juntas ¿hace falta algo más? No, no hace falta nada más. Paciencia, solo eso.

Desde ese día, creo que nos propusimos una cosa… Para ti yo, y para mi tú. Siempre, pase lo que pase.



                        

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