dijous, 19 de setembre del 2013

Capítulo VI: Las cosas están cambiando

¿Pero cuando llegara el dichoso momento de estar juntas? Yo sabía que si no luchaba no iba a conseguir nada. Así que día tras día, con respeto, la trataba de manera diferente para intentar que por lo menos se fijara un poco en mi. Para mí, todo eso, era como estar en un cuento. De verdad, mucha gente lo dice porque queda tan romántico decirlo… pero cuando se siente, os aseguro que es la mejor sensación del mundo.
Aún no había conseguido nada, nada de nada. Pero como me veía tan segura de mi misma, y no me di por vencida en ningún momento, no me sentía estúpida por tener esa sensación de “cuento”.
Llegó el día en que íbamos a pasar la tarde juntas, sinceramente, no recuerdo bien el porqué, pero fuimos a un campo de fútbol. El de la Unificación Bellvitge para ser mas exactos.
Fue un día para olvidar, sinceramente, ya que hubieron pequeños mal entendidos. Me decían que ella quería tener algo conmigo, que quería “liarse” esa misma tarde. Y no, eso no era, era todo lo contrario. Esa tarde ella no quería nada, era demasiado “pronto”, y tenía que pensar las cosas mas detenidamente antes de hacer algo que pudiera hacerme daño. Y de verdad, no sabéis como valoro eso.
Recuerdo que estábamos andando, hablando para haber si arreglábamos ese mal entendido. En eso que yo me puse a llorar, y le dije con lagrimas en los ojos, algo que nunca había dicho a NADIE en la cara:
- Pero es que yo te quiero joder
Me salió solo, no se como pude decir eso, con lo vergonzosa que yo soy, y mas a la cara. Recuerdo perfectamente su cara de: Oh dios.. lo que me ha dicho. Sabía que eso le había impactado. No sabía si para bien o para mal, sinceramente.
Ese día mis esperanzas se redujeron bastante, ya que había sido un palo muy grande para mi, el pensar que esa tarde iba a pasar algo,  y luego me encuentro en que ella no quería nada.
Al llegar a casa, me conecté y pusimos la cámara en el ordenador.
(He de mencionar, que yo ahí aún tenía novia, si…) Pusimos la cámara como ya he dicho, y empezamos a hablar. Ella me decía que no me quería hacer daño, que no quería hacerme ilusiones, que si probaba a besarme y no le gustaba pues que lo sentía mucho, pero que la entendiera, ya que nunca antes había estado con una chica, y no se había encontrado en esta situación que era nuevo para ella.
Yo obviamente, como no podía ser de otra manera, la comprendí. Sé que no tiene que ser fácil.
Nos pasamos la tarde entera llorando en el ordenador. En ese rato, me di cuenta de que tiene un corazón enorme. Que estaba llorando por el miedo a hacerme daño, que se estaba preocupando por mi. ¿Puede ser más perfecta? Pf..
Finalmente la cosa se tranquilizó, y seguimos hablando normal, como si nada de eso hubiera pasado.




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