dissabte, 5 d’octubre del 2013

Capítulo XV: Todo esto es muy duro… mucho.

Todo el año pasó más o menos igual, no había ningún tipo de cambio.
El año pasaba tan deprisa… aunque fuera ir al colegio, madrugar, aburrimiento, etc… yo no quería que acabara ese año, porque sabía que lo que iba ha ocurrir luego, no sería para nada  de nuestro agrado.
Iba ha llegar el verano, eso suponía no vernos. Para mi era un martirio el pensar que el año que viene no la vería todos los días, incluso que ha lo mejor la veía una vez a la semana o menos.
Llegó el mes de Junio, el miedo  se apoderaba de mi, y creo que de ella también.
Ya quedaba menos para que acabara la escuela. Yo tenía claro que el año que viene no iba a seguir allí, ya que no estaba dispuesta a seguir allí más tiempo.
Ella tampoco iba a quedarse, o bien porque no podría estar en el instituto sin mi (todos los recuerdos) o por que no le iban a dejar quedarse por esa zona, sabiendo que estaba yo.
Se acercaba cada vez mas el fin, la hora de despedirnos de esa escuela, la hora de despedir los días enteros juntas, los patios abrazadas, cuando me esperaba en la esquina del colegio a que llegara del bus, la hora de no volver a escuchar mas sus gritos a las 8.25 de la mañana, que aunque me ponían de mala leche, me encantaban. No volver a verla al salir de clase, no poder pensar: mañana la veo de nuevo, se me caía el mundo encima solo de pensar todo eso.
Llegó el día de la última excursión que teníamos con el colegio, íbamos a la piscina. Después de esa salida, llegaba el momento de despedirse. De despedirse sin saber cuando nos volveríamos  a ver. No podía pensar en el momento en el que veía como se iba sin saber cuando volvería a verla. Era demasiado para mi. Después de 9 meses viéndola día tras día, 9 horas diarias. ¿Qué haría sin ella? No lo sé.
Pasamos toda la hora sentadas en la toalla, hablando y aprovechando TODO el tiempo posible.
¡VAMOS RECOGER, SON LA UNA, HEMOS DE IR PARA EL COLEGIO YA!
Mi estomago dio un vuelco, mi garganta noto el típico nudo que sientes cuando quieres llorar, note como el cuerpo por dentro estaba frío (me sucede siempre que me asusto, o sé que va ha suceder algo que no me gusta). Recogimos todo, y llegamos al paseo donde ella ya se tenía que ir porque la estaban esperando en el coche.
Se paró en seco delante del coche de su padre, en el que estaba el dentro, y me abrazó. Al instante se puso a llorar como nunca antes la había visto.
Le dije que se tranquilizara, que yo nunca iba a dejar que no nos viéramos en mucho tiempo, y que la amaba. Estuvimos abrazadas unos cinco minutos, y no exagero. La gente pasaba por alrededor y nos miraba extrañados, pero no me importaba, para mí en ese momento, solo estábamos ella y yo, y lo que opinaran los demás,  estaba de más.
Va márchate, has de irte. Te están esperando…
Le dije, cuando ya noté que iba a ponerme a llorar y no quería, porque tenía que mostrarme fuerte, si yo lloraba, ella se hundiría el doble, y eso no es lo que quería.
Me mató tanto verla llorar de esa manera, de verdad, es lo peor que he podido vivir. Ver a la persona que quieres, que amas, llorar de esa manera… y por ti, no sé, no puedo explicarlo. Es muy doloroso.
Nos abrazamos muy fuerte, en señal de que ya se tenía que ir.
Te amo muchísimo.- dijo
Yo muchísimo mas y lo sabes.
Y se fue, y yo me fui lo más rápido posible, sin mirar atrás, porque sabía que si miraba iba a ir corriendo detrás de ella de nuevo. Me giré de golpe para ver si la veía, pero ya no estaba.
Ya no la veía.
Hasta… hasta no se cuando, pensé. Te echaré de menos.




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